A medida que nos acercamos a los tiempos electorales en Isla Mujeres, Quintana Roo, emerge la figura de Atenea Gómez Ricalde, no solo como heredera de una tradición política panista, sino como protagonista de un caso polémico que está generando preguntas incómodas. Las acusaciones de desvío de recursos públicos durante su gestión como Presidenta Municipal resuenan con fuerza, planteando dudas sobre su integridad y capacidad para liderar.
Atenea, hija de Alicia Ricalde Magaña, una figura política prominente que ha ocupado cargos importantes bajo el partido PAN, incluyendo dos mandatos como Presidenta Municipal de Isla Mujeres, Diputada Local y funcionaria del Gobierno de Quintana Roo, ha estado cercana a figuras como el exgobernador Carlos Joaquín González y el expresidente Felipe Calderón.
Sin embargo, su reciente alineación con MORENA y la rápida aprobación de Johana Acosta, dirigente estatal del partido, han levantado sospechas. Esta transición, que algunos interpretan como un intento de refugio político ante las crecientes sombras de las auditorías abiertas, se ve ensombrecida por un informe de la Auditoría Superior de la Federación. Dicho informe señala posibles desvíos por más de 100 millones de pesos en la Cuenta Pública 2021 de Isla Mujeres, algo que podría acarrearle a Gómez Ricalde cargos por peculado.
La segunda auditoría abierta, correspondiente a la Cuenta Pública de 2022, incrimina a Gómez Ricalde en el mal manejo del Fondo de aportaciones para la infraestructura social municipal. Las acusaciones sugieren que no se ejercieron adecuadamente las participaciones correspondientes a Isla Mujeres provenientes del Fondo de los Ramos Generales 23 y 33.
Este escenario plantea una pregunta fundamental: ¿cómo puede una figura política, que se supone está comprometida con el bienestar de su municipio, justificar estas presuntas malversaciones de fondos? El impacto de estas auditorías va más allá de lo político, planteando cuestiones éticas fundamentales sobre la integridad y la responsabilidad.
El caso de Atenea Gómez Ricalde no solo cuestiona su desempeño como alcaldesa sino que también pone a prueba los principios proclamados por MORENA. En un partido que se ha posicionado como la antítesis de la corrupción, resulta paradójico y preocupante el respaldo a una figura política con auditorías abiertas por presunto peculado. ¿Es el lema de «No mentir, no robar y no traicionar» un verdadero compromiso para MORENA o simplemente una consigna vacía?
La situación de Atenea Gómez Ricalde y su relación con MORENA es un tema que merece una profunda reflexión y análisis.
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